Sin coordinación, poca diversión

Y llegó el día del primer ensayo. Bajamos al salón de actos, donde será la representación final. Allí nos encontramos el primer problema: no hay suficiente espacio. Disponemos de una tarima de madera en la que no entramos todos, por lo que decidimos hacer una disposición piramidal de los bailarines, colocándome en la parte superior para dirigir y marcar los pasos.

Fue caótico, no sabía que les iba a dar tanta vergüenza. Algunos estaban más sueltos que otros, pero la coordinación entre todos no era mucha. Aún así, tuve esperanzas, y tras muchas repeticiones parece que la cosa va mejorando.







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